La escultura de J. López que representa un par de manos reproduciendo un objeto en un libro a través del dibujo, nos evoca una metáfora y crítica a la educación, cuyo paradigma tradicionalmente se ha basado en la reproducción o en la repetición de obras por el alumnado. La intervención quiso romper con este modelo educativo invitando los alumnos a educar un muñeco de escayola, transformándolo a través de sus intereses en los días previos a la visita.
El día de la visita, tras haberse apropiado el muñeco se les propuso colocarlos colgando de la mano de su maestro. Dicha mano se realizó mediante un molde en escayola. La pared del museo se fue llenando progresivamente con las esculturas de las clases que intervinieron expresando así un nuevo modelo educativo donde el profesor es guía y alumno es parte integrante de su educación.
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