Esta intervención artístico-educativa surge a partir de la obra “Sin título”, (2000) de Marina Núñez. En esta obra de la autora se puede observar un rostro humano pero sin órganos en su interior. Por lo que la cuestión identitaria y subjetiva aparece plasmada en esta creación.

 

La propuesta tiene como objetivo conocer el proceso conceptual y formal del artista. La autora utiliza la representación del sujeto y de la identidad como algo mutable y construido, inspirándose en la literatura de terror y de ciencia ficción a la hora de crear obras como esta. Para ello, se proporcionó a los participantes trozos de esparto que tenían que situar delante de sus caras y posteriormente realizar una fotografía.

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La acción del visitante se basaba en una colaboración entre grupos de tres personas; una situado delante de una pared blanca, otra con una caña atada de la que colgaba un hilo con una maraña de esparto que iba moviéndose delante del otro participante. Por último, el tercer integrante del grupo tomaba fotografías en el instante en el que el esparto tapaba la cara. Finalmente, la acumulación de fotografías configuraba la pieza resultante.

 

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